La sanidad y las salas blancas abarcan una amplia gama de entornos altamente controlados que conceden la máxima importancia a la limpieza, la seguridad y la calidad de la iluminación. Entre las áreas clave se encuentran las unidades de cuidados intensivos (UCI), los quirófanos y la fabricación de componentes eléctricos, donde existen estrictos requisitos de higiene, percepción visual precisa y facilidad de mantenimiento.
Estos entornos deben cumplir unas normas de limpieza que garanticen un nivel mínimo de partículas en suspensión en el aire para eliminar el riesgo de contaminación o los efectos adversos en los procesos de trabajo. Las luminarias instaladas en estos espacios deben estar libres de polvo, ser fácilmente lavables y resistentes a los desinfectantes y esterilizantes utilizados habitualmente en hospitales e industrias de procesos. Además de los requisitos de higiene, también es esencial una iluminación de alta calidad. Las luminarias de los quirófanos y las UCI deben tener un alto índice de reproducción cromática (IRC) para que los médicos puedan percibir con precisión los tejidos y los detalles durante las intervenciones. Un bajo índice de deslumbramiento (UGR) garantiza unas condiciones de trabajo confortables y minimiza la fatiga del personal durante la exposición prolongada a la luz brillante. En la fabricación de componentes eléctricos, donde se manipulan microcomponentes de precisión, una iluminación uniforme y estable es crucial para garantizar la calidad y precisión de la producción. Un requisito específico en estas áreas son las versiones inclinadas de luminarias que permiten la instalación en estructuras de techos de carga, por ejemplo en los techos de proceso de los quirófanos o en zonas de producción limpias. Estos diseños permiten la circulación segura del personal por las zonas de trabajo sin comprometer la limpieza del entorno. El mantenimiento de las luminarias en estas instalaciones debe ser lo menos invasivo posible, por lo que a menudo se utiliza el acceso trasero para la revisión y sustitución de componentes. Este sistema permite realizar el mantenimiento sin necesidad de entrar en la zona estéril, lo que reduce el riesgo de contaminación y minimiza la interrupción de las operaciones.